miércoles, 16 de mayo de 2018

TEBAS LAND / Entrevista a Sergio Blanco




“El teatro es un espejo oscuro en donde venimos a mirarnos”

La editorial DocumentA/Escénicas publicó “Tebas Land”, una obra clave del dramaturgo y director teatral Sergio Blanco. En esta entrevista, el artista franco-uruguayo, habla de este nuevo trabajo que profundiza su lazo con Córdoba.

Tebas Land es una obra de teatro. Una novela construida a puro diálogo. Un tratado sobre la representación.

S es un dramaturgo que visita a Martín, un parricida en la cárcel. Federico es un actor que recibe indicaciones de S para construir un personaje basado en Martín. En esos lazos se construye una historia que pone en tensión los conceptos de tiempo y espacio y, por lo tanto, las ideas de “presencia” y “ausencia”. ¿Qué son esas charlas entre los personajes? ¿Combates? ¿Cortejos? ¿Encuentros? ¿Sesiones  de psicoanálisis? ¿Ejercicios de mayéutica?

Tebas Land puede ser todo eso. Y más: un testimonio, un desafío, una revelación. ¿Qué es ese dispositivo incómodo y liberador? ¿Qué maquinaria extraña ha construido Sergio Blanco? 

Sobre esas preguntas gira la charla con el dramaturgo uruguayo.


–A lo largo de la historia hay un juego de engranajes, de tensión, de espejos, entre lo real y lo ficcional. ¿Cómo se da en usted la relación entre ficción y realidad?

–Las concibo como dos experiencias que suceden al mismo tiempo y que pueden acontecer en un mismo instante. Creo que se trata de una relación en la cual ambas se retroalimentan en forma permanente. No creo que se trate de dos cosas distintas que van por carriles paralelos y separados, sino que ambas se entrelazan la una en la otra hasta llegar a ser una sola cosa. Cada día creo menos en la supuesta frontera que habría entre la ficción y la realidad. Un día en que estaba discutiendo con Gabriel Calderón –que además de ser un inmenso dramaturgo, director y actor, es un gran amigo–, en un momento él me dijo: "Sergio vos mentís la verdad como nadie". Y esa fue una mirada notable de mis procedimientos que finalmente consisten en hacer que la realidad y la ficción figuren como una misma cosa. Harold Pinter sostenía que "una cosa no es necesariamente verdadera o falsa, sino que puede ser ambas: verdadera y falsa". Para Pinter no había distinción firme entre lo real y la ficción. Y creo que tenía razón. De alguna manera, Tebas Land teoriza sobre esto mismo.

–A primera vista, Tebas Land parece un tratado sobre el parricidio pero creo que es un ensayo sobre la representación como posibilidad humana. ¿Es también un tratado teórico sobre el teatro?

–Sin lugar a dudas que es un tratado sobre la representación, el teatro y el arte en general. Al teorizar sobre el vínculo entre lo real y la ficción, la obra está problematizando el asunto del mundo y de su representación. Yo a lo que usted dice, le cambiaría justamente algo: no creo que se trate de un tratado "teórico" sobre el teatro, sino de un tratado "práctico" sobre el teatro. Tebas Land es un texto que piensa el teatro desde el escenario y desde el cuerpo de los actores que interpretarán a los tres personajes.

–Parece, también, un posicionamiento político: qué hacer con las jaulas, con los relatos de los que no pueden circular, cómo crear condiciones de igualdad a la hora de tomar la palabra.

–Es cierto que el texto también plantea todos estos temas, pero sin posicionarse, ni dar respuestas, ni plantear soluciones. Cualquiera de estas tres cosas implica reducir y simplificar el problema. Y Tebas Land no busca nada de eso. El teatro a mi entender no está para buscar soluciones, ni dar respuestas, ni posicionarse, sino que está para plantear problemas, reconociendo lo complejo que los mismos son. Cuando un texto se posiciona políticamente, empieza a perder fuerza y vitalidad. El teatro es un espejo oscuro en donde venimos a mirarnos y no a dónde venimos a buscar soluciones. Y no puede dar soluciones ya que a mi entender y como todo acontecer poético, el teatro es una pasión que no tiene ninguna utilidad. 

–Lo que sucede en la historia, sucede en una jaula. En una cancha que es una jaula. ¿Es una definición del teatro como espacio?

–No, para nada. Pero si para usted es una definición del teatro, ¿por qué no? Ahora que lo pienso no está nada mal: un espacio de encierro y de juego... Es cierto que podría ser una buena definición del teatro como espacio.



Un uruguayo en Córdoba

La relación de Blanco con nuestra ciudad es de vieja data. Desde hace más de una década, el artista nos visita para participar en eventos y festivales, dictar talleres y poner en escena performances que cruzan espectáculo y procesos creativos. Esa relación se profundiza hoy con su primer libro publicado en Argentina, un proyecto pensado y creado en Córdoba. Además de la obra, un prólogo de Federico Irazábal y un postfacio de Marco Antonio de la Parra, el libro incluye fragmentos de la bitácora de escritura. Allí se ven imágenes de la libreta de notas de Blanco donde desfilan nombres, palabras e ideas que fue tejiendo para construir Tebas Land. Es una de las marcas de DocumentA/Escénicas, esa delicadeza para acceder a lo nodal. Otra huella del estilo de la editorial es recurrir hasta el último detalle para construir un objeto artístico pleno de sentido. Por ejemplo, haber elegido en la mención del lugar de impresión nombrar los talleres gráficos de Báez agregando el dato de que están ubicados “frente a la Ex Cárcel de Encausados”. 

 –¿Qué significó para usted la publicación de este libro en DocumentA/Escénicas?
–Significó un inmenso orgullo seguido de una gran responsabilidad. DocumentA/Escénicas es una editorial que sigo desde hace años y por la que tengo una inmensa admiración y respeto. Cuando surgió la posibilidad de trabajar con Gabriela Halac sentí una gran felicidad porque sabía que era trabajar con una persona de un profesionalismo y un rigor como hay pocas. Gabriela me citó en su editorial y a los pocos minutos me estaba haciendo pensar sobre Tebas Land desde un lugar que yo nunca la había pensado, me la estaba haciendo pensar en tanto que objeto. Es una editora brillante a la que le fascina esa alquimia que consiste en convertir la verdad incorruptible de las palabras en cosas concretas, con peso y que pueden ser corrompidas, por eso mismo Gabriela siempre está inquieta en que sus libros puedan ser dañados o afectados o maltratados. Yo creo que en el fondo le fascina ese poder que tiene para hacer que la idea se vuelva materia expuesta a la contingencia del mundo. Gabriela Halac además de ser editora es poeta y eso se ve en su forma de trabajar. Y eso para mí fue muy placentero. No siempre se encuentran poetas de esta altura.

–En los fragmentos de tu bitácora hay una anotación que dice “la dinámica del desvelo” ¿podrías hablarnos de eso?
 –Se trata de un juego de palabras. Le llamo dinámica del 'desvelo' al arte de ir develando de a poco algo, de ir retirando uno a uno los velos como hace Salomé, hasta que quede el último velo que es la piel. Lo señalé en la bitácora porque era una duda que me planteaba en un momento en que me preguntaba: ¿cuál era la posibilidad entre la encarnación profesada por Grotowski y la distancia defendida por Brecht?


Eugenia Almeida


Publicado originalmente en Número Cero
La Voz del Interior






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