martes, 14 de febrero de 2017

Impunidad - Eva Joly









Eva Joly escribe en una pequeña cabaña en las montañas de Noruega. Necesita contar lo que ha vivido. Algo que la ha marcado, que le ha abierto los ojos y que ahora la empuja a poner en común lo que ha descubierto: un entramado perverso de corrupción que está más allá de los Estados, que crece como un veneno atravesando fronteras, que encuentra su sostén en los grupos de poder.

Al momento de escribir tiene 70 años. Su trabajo más importante ha sido ser la jueza de instrucción que en la década de 1990 investigó a la petrolera francesa Elf, un grupo empresarial que, en aquel momento, tenía 800 filiales en más de 100 países. 

¿Quién es esta mujer nacida en Noruega que emigró a Francia a los 18 años? ¿Quién es esta que pagó sus estudios de Derecho trabajando como empleada doméstica y que parece dispuesta a enfrentar al monstruo de mil cabezas? 

Apenas iniciada la investigación en torno a Elf llegarán las amenazas de muerte, la vigilancia por parte de los servicios secretos, las trabas desde el Poder Judicial, las escuchas telefónicas, las pruebas que desparecen, los registros bancarios destruidos, las órdenes de registro informadas con anticipación a los implicados, las cerraduras forzadas, los teléfonos convertidos en micrófonos. 

Un día la jueza encontrará en su despacho un listado de magistrados franceses asesinados en el que alguien ha agregado su nombre. Diferentes autos se estacionan frente a su casa; todos tienen la misma patente. El Presidente del Tribunal de Apelación la llama para aconsejarle que no se acerque a las ventanas. Durante seis años la jueza deberá vivir custodiada por guardaespaldas.

Los ataques no sólo se relacionan con la intimidación física. También hay un largo proceso de desacreditación. Se la acusa de aceptar sobornos, de actuar bajo presión, de romper el secreto de sumario, de filtrar información a la prensa. Se la presenta como una “jueza mediática”, como una arribista, como alguien que quiere llamar la atención. Se la llamará mitómana, paranoica, ambiciosa. Un reconocido abogado parisino dirá una frase lapidaria: "No es más que una sirvienta que se la da de burguesa".

En Impunidad, Joly detalla los pormenores de su investigación. El relato es prácticamente un thriller judicial. Quizás sea pertinente recordar que Elf fue fundada por Pierre Guillaumat, el jefe de los servicios secretos franceses en Londres durante la Segunda Guerra Mundial. Se dice que la empresa siempre tuvo empleados especializados en petróleo y espionaje. 

En la segunda parte del libro la ex magistrada describe el circuito de ciertos delitos financieros internacionales, hace un breve repaso a los casos de corrupción más notables y reflexiona sobre las políticas públicas que servirían para combatir este problema.

Escrita entre 2002 y 2006, la obra incluye un epílogo de Baltazar Garzón y el texto completo de la Declaración de París –impulsada por Joly y firmada por prestigiosos juristas de todo el mundo– en la que se propone “una serie de medidas primordiales destinadas a hacer retroceder la impunidad”.



Eugenia Almeida

Publicado originalmente en Ciudad X




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